viernes, 16 de junio de 2006

Hace catorce años que guardo esta emoción

Hace 14 años que guardo esta emoción.

Cursaba el tercer año de bachillerato en el Seminario Menor Diocesano de Guadalajara y para esas alturas (después de cursar allí mismo la secundaria) ya había decidido yo dejar mis rectas intenciones de ser un buen sacerdote, pues había descubierto que el apostolado sacerdotal superaba mis capacidades (me gustaban mucho las viejas pues...)

Principio de Junio. Me acababa de dar varisela e iba saliendo apenas de la convalescencia.

Previo acuerdo con mi prefecto, el Padre Antonio Olivos, era mero trámite mi permanencia hasta terminar el ciclo escolar, pues en la última charla habiamos definido posturas y me invitó amablemente a que mi conducta, en lo que restaba de mi estadía, cumpliera las expectativas de cualquier persona acerca de cualqier seminarista.

Exámenes finales. Lunes 15, 6 de la tarde, ansias en los "destos".

Sin permiso del Seminario y arriesgándome demasiado a perder TODO el año escolar (recuerden que no es una escuela cualquiera) estaba decidido a acudir a mi cita con la Historia... (aunque sea con mi propia historia, pues) el concierto de The Cure.

Lunes 15, 11 de la noche.

Camión a Monterrey. me acompañaba mi buen amigo Nacho, Curefan antes que yo, y mi hermano Alfredo (que iba mas o menos como chaperón, aunque qué me podía cuidar el wey si tenía 14 años) que ahora es un buen curefan también, precisamente debido a aquella mágica
experiencia.

En el camión no iba otra gente que no fueran chavos con el mismo destino: el estadio universitario en Monterrey. Tal vez algunos de los que lean esto iban allí también.

Llegada. La central era una sucursal cure. Un chingo de jóvenes llegando de todos lados de la República. Recuerdo a la gente de allá viéndonos con ojos raros.

Malpasadas.

Ir por los boletos con una tía de un guey que apenas conocía en el seminario. Tomar un camioncito que nos llevara al Estadio. Ver un chingo de gente haciendo largas filas. Güeyes con el estereo del carro programando todo el Three Imaginary Boys... otros güeyes Lovesong... en fin, superando todo lo que desde meses antes me había imaginado.

Boleto de cancha.

Calorón.

Y todo se disolvió cuando inició el concierto...

¡Pinche sonidazo!

Charlotte Sometimes : De pronto, Robert hace su clásica miradita al público (esa clásica ... fija mirada como un clavo, como intentando hipnotizar a algun despistado...) era yo, trepado en la barrera que dividía a la gente del "hoyo"... era yo, visto por Robert Smith... era yo, seducido. No sé si duró tres segundos o diez, o tal vez aún siga mirándome.

Fin del concierto. Cansancio y éxtasis.

Al día siguiente, sin voz, trepado en medio de un calorón asfixiante, en un camión con rumbo al sur. Doce horas de hastío.

Dos güeyes (tal vez alguno de ustedes), platicaban atrás de mi : " no cabrón, estuvo chingonsísimo el haberlos visto en el hotel, andaban bien pedos" y presumían el autógrafo de Simon en una servilleta mugrosa... y me daban envidia.

No importa... a mi me vio Robert Smith, decía yo y me consolaba.

14 años. Y todavía la considero una de las experiencias más importantes de mi vida.

14 años. já.

Easycureboy. César Villalobos.

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