jueves, 9 de noviembre de 2006

...luego del autógrafo ni te acuerdas...

Y en verdad, el momento es lo valioso de la historia; recuerdo con mas agrado el haber sentido la regordeta mano de Robert Smith, (cada que lo pienso, me sorprende pensar en lo suave que es), mirar sus ojos oscurecidos con maquillaje. Escuchar su voz.

Eso es lo que no cambias por nada.

Como fieles seguidores del trabajo de Robert Smith como artista, siempre valoraremos mas emociones como esta, a tener todos los discos, los mas caros, o dificiles de encontrar. En ese sentido, la mejor pieza de mi colección estuvo en mis manos un par de segundos, me sonrio y miro directamente a mis ojos.

No es solo un trozo de papel...

Ángel Gleason

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